domingo, 23 de noviembre de 2008

Lombok y Java

Y vámonos con la segunda entrega de Indonesia… (ha quedado un poco largo, a no ser que seas funcionario como nuestro amigo chavo y no tengas nada mejor que hacer, léelo si tienes tiempo por delante)


Pero antes de empezar, sepan todos ustedes que tenemos una flor en el culo. Después de dar más vueltas que el baúl de la Piquer, mi pobre portátil dijo hasta aquí hemos llegado. Murió justo el día que dejábamos Bali. Oh no, HORROR, no hicimos copias de todas las fotos que llevábamos hasta la fecha. Tras bajarnos del avión en Auckland y soltar las maletas, lo primero era buscar una tienda de informática para obtener un diagnóstico más preciso de la situación. Horror otra vez, el chino de la tienda nos dijo que “su experiencia le decia” que probablemente el disco duro habia reventao, que no habría manera de recuperarlo. Eso significaba por un lado perder todos nuestros bonitos recuerdos y por otro tener que parar el blog, perdíamos el soporte técnico. Pero no, el chino se equivocaba, flor en el culo, tras echarle un vistazo encontró un cablecillo suelto y… ¡todo arreglado! Gracias mil, chino de la tienda.

La segunda parte del viaje ha sido, como indica el título, las islas de Lombok, al este de Bali; y Java, a su oeste. Nuestro primer destino eran las Gili Islands, un conjunto de tres minúsculas islas al noroeste de Lombok, de similar tamaño a Bali pero a diferencia de esta, de mayoría musulmana. Para llegar a las Gilis habríamos de coger un ferry de 5 horas, mas un autobús de otras tantas, y por ultimo un pequeño bote de 20 minutos.
Si ya de por si los transportes en Indonesia no son precisamente cómodos y veloces, sumémosle que la noche anterior no dormí apenas debido a los incesantes vómitos que me producia lo que aquí llaman “travellers diahorrea”, o entre tú y yo, cagarse-por-las-patas-abajo. Madre no se preocupe usted, fue simplemente un día y medio con el estomago regulín, y la cogen más o menos la mitad de los que visitan esta esquina del mundo, no por comer o beber alimentos en mal estado, simplemente el intestino de uno necesita unos días para adaptarse a las nuevas bacterias.
Sea como fuere, el viajecito fue menuo, principalmente el ferry, ya que cuando estaba a punto de conciliar el sueño, pum, altavoz en mi oreja recitando oraciones del Corán, recordándoles a todos que era hora de rezar. Olvidaba que estábamos en un país musulmán, pero bueno, hay que respetar.

Tras el ferry y el autobús, llegamos a nuestra última parada antes de la tierra prometida, el puerto de Bangsal. Cuando digo puerto no se imaginéis un puerto, imaginaros una playa con cuatro cayucos para llevar suministros y a los cuatro turistas colgaos que les da por ir a estas islas. Según nuestra sagrada guía, este “puerto” tiene mala fama por estar frecuentado por todo tipo de buscavidas que te intentan vender humo, pero eso sí, mu barato mu barato.
Vaya si fue así. En el estado lamentable en el que llegué, y esperando el cayuco que nos llevara a las Gilis, me vino un zagal contándome la milonga de que dichas islas estaban llenas de mosquitos, pero además de los chungos, de los que te contagian el dengue, la malaria y el sarampión menuito. Pero no se preocupe usted oiga, le puedo vender un repelente y unos quemadores anti-mosquitos cabrones por el módico precio de 300.000 rupias (30 veces su valor). Crédulo de mi, me tragué todo el cuento; en parte por que estaba hecho un trapito, y en parte porque me imagine a mi madre diciendo niño ten mucho cuidaito; acabé comprándoles ambas cosas tras un poco de regateo por 100.000 rupias (6 €), más de diez veces su valor.


A pesar de lo mal que haya podido sonar todo lo anterior, mereció la pena con creces. Gili Air, una isla-pueblo con menos de 800 habitantes y donde no habríamos mas de 30 turistas, es lo más parecido al paraíso que hemos encontrado hasta la fecha. Playas de arena blanca salpicada de cocoteros, arrecifes de coral a pocos metros de tu bungalow, gente muy amistosa y, ¡oh sorpresa!, ni un solo mosquito. Tal y como me confirmo el dueño del bungalow donde nos alojamos, todo lo que me contaron era bullshit, cuentos chinos. No había ni una sola fuente de agua dulce en toda la isla (hasta nos lavábamos los dientes con agua salada), lo que significaba cero mosquitos. Aun así, para que os quedéis tranquilos, sabed que esta parte de Indonesia es zona de no riesgo en cuanto a malaria y demás enfermedades chungo-contagiosas.


Hasta tal punto estuvimos allí de a gusto, que acabamos estando el doble de días de los que teníamos programados en un principio. Y es que era el sitio ideal para no hacer nada… y disfrutarlo. Tras chequear varios resorts en la isla (entiéndase por resort la casa de uno del pueblo que ha puesto una barra y ha construido 5 bungalows de madera y paja al lado de la playa), elegimos el Sandy Beach, en el que pagamos algo así como 2,80€ la noche cada uno. Podéis haceros una idea con el siguiente video.



Tras desayunar una ensalada de frutas tropicales, empleabas el día leyendo, escuchando música, bebiendo Bintang (la birra local), haciendo snorkeling y demás arduas tareas. Llegada la noche el dueño del chiringo cogía su barca y se daba un paseito por los corales vecinos para traerte el pescado que más te apeteciera ese día y hacértelo en la parrilla, mientras D'man y el otro camarero feo que sale en el video animaban la velada con su guitarra y timbales respectivamente, todo ello a la luz de una hoguera hecha con cáscaras de coco (estupidez hacer una fogata en el trópico, pero da ambiente).


(er canijo colgao y D'man a los bongos)

La relación con estos dos personajes no era la típica camarero-cliente, ellos estaban sentados con nosotros como otros más, y si se te acababa la cerveza y te apetecía otra, te daba cosa decirle: “¿pisha te importa dejar de tocar la guitarrita y traerme una birra?”, a lo cual te respondía: “espérate”, “no tengo ganas” o “ve tú a por ella”. Otra situación común era a la hora de pedir la cuenta. Tras unas pocas cervezas ya en la madrugada, te daba por pedirle la cuenta, a lo cual te respondía: “psssss… ¿te importa pagar mañana, que ahora no estoy en condiciones de hacer los números?”. Esto te hacia sospechar, pensabas que al día siguiente te iba a inflar la factura, pero cuando pagabas y comprobabas que se le habían olvidado la mitad de las birras solo podías reírte.


Se me olvido comentar sobre estos dos amiguetes de la foto. Son dos italianos que conocimos en la barquilla que nos llevo aquí, bastante competentes los chavales pero… ni papa de ingles. Resultado: durante la siguiente semana que pasáramos juntos o hablabas italiano o no hablabas, ya que aquí el tito lo habla como si fuera de allí. Al menos mi nivel de italiano ha pasado del 3 al 5% (quando arrivo a casa…)

Tras esta agotadora semana llegó la hora de partir (estuvimos a punto de no hacerlo). Teníamos que decidir que hacer con los siguientes 6 días antes de volar hacia Nueva Zelanda. A nuestros oídos llegaron crónicas muy positivas sobre Java, la isla mas poblada de Indonesia y una de las menos turísticas. El problema era que nos pillaba un poco lejos, como a unos 1000km.
Decir 1000km en Indonesia es decir mucho, no es como ir de Sevilla a Barcelona por estupendas y novísimas autopistas (en comparación). Lo normal en este caso hubiera sido coger un avión por 600.000 rupias (45€) y echar hora y media.
La segunda opción era ir en autobús por una décima parte de eso, pero con la desventaja de: bote + autobús + ferry + furgoneta + otro autobús + otro ferry + ooootro autobús = 36 horas!!! La decisión parece fácil, pero cuando te das cuenta la cantidad de cosas que puedes hacer con 1.200.000 rupias, la opción B va cobrando peso.

Para bien o para mal, nos embarcamos en esta odisea con destino a Yogyakarta, Java. El camino fue de película. Tras las primeras diez horas, llegamos a Denpasar, capital de Bali, donde cojearíamos un autobús directo hasta nuestra ciudad destino. El sistema en esta estación era ir completando los autobuses hasta llenarlos, nada de horarios o tarifas formales, incluso aquí se regateaba. Tras ser prácticamente empujados hacia el interior de uno de ellos, iniciamos el camino. Quince horas escuchando los clásicos populares indonesios en tono de karaoke, aderezado con un frío del carajo y una gotera intermitente proveniente del aire acondicionado que me caía en la cara cuando por milagro divino conseguía conciliar el sueño. Una experiencia preciosa que recomendaría a todo el mundo, sin duda. Menos mal que nuestro autobús era de primera clase (¡con cena incluida oiga!) y hacía una parada en un chiringo con buffet, donde al menos de arroz podias ponerte hasta las cejas.

36 horas después llegaron los chavales a Yogyakarta enteros de una pieza. En esta ciudad si te sientes que estas realmente en Indonesia, ya que puedes andar un buen rato hasta encontrarte con un turista, todo lo contrario a Bali, que a pesar de que hay una inmensa mayoría de autóctonos, los megahoteles y sus turistas inundan toda la isla. Menos mal que aquí el tito aprendió a chapurrear indonesio, sobre todo a regatear, porque aquí ingles se habla poquito. Vean como se defiende:



Esta ciudad nos serviría de base para visitar dos de los templos mas impresionantes que he visto en mi vida: Borobudur y Prambanan. El primero, de origen budista (bastante curioso teniendo en cuenta la inmesa mayoria musulmana de la isla), se encuentra situado en un valle rodeado de volcanes y narra la vida de Buda a lo largo de sus 7 pisos.

(Aqui con Dina y Lia, nuestras nuevas parientas.
Estamos en proceso de conversion y ya nos hemos circuncidado)


El segundo, de origen hinduista, se encuentra en peor estado debido al terremoto que sufrió la zona en 2004 y que apunto estuvo de acabar con él. Viendo tales maravillas te das cuenta de porqué te has pegado 36 horas metido en un autobús.



Tras un par de días, iniciamos el camino de vuelta a Bali, esta vez haciendo una parada a medio camino en el monte Bromo, un volcán activo que huele igual que el dulce aroma mañanero dentro de nuestra furgoneta.
El amanecer con el volcán y sus fumarolas de fondo fue memorable.


(aqui apagando el volcan, click para ampliar)

De vuelta en Bali hicimos cuentas, y habíamos estado unas 56 horas de viaje entre ida y vuelta contra unas 40 horas visitando templos y volcanes. ¿Merecio' la pena? Lo volvería a hacer sin pensármelo un segundo.



Los dos últimos días los pasamos en nuestra ya conocida Kuta, ciudad surfero-turística del sur de Bali, cerquita del aeropuerto. Dado que era la segunda vez que estábamos en la zona, no quedaba mucho más que ver, así que optamos por alquilar una moto y un par de tablas de surf y echar el resto del tiempo en remojo, para eso es Kuta uno de los destinos surferos mas famosos del mundo.




Y poco mas chavales, perdonad si me ha salido un poco largo, pero debido a los problemas técnicos con el ordenador el trabajo se nos ha ido acumulando. Próxima entrega: Nueva Zelanda Isla Norte!
Un abrazo!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Arroyo me encanta escucharte regatea en indonesio, anda que te la van a dá. Illo Mario verte de paquete en la moto me recuerda los tiempos en que eras el primo chico y te traían al calle de paseo. Que se lo paseis del carajo lo que os queda de odissea compadres!!!!... y aligerando que ya están aquí los langostinos tigre.
Un abrazo!!!

Anónimo dijo...

HAY TIEMPO, NO PREOCUPARSE COLGAR TODOS LOS VIDEOS QUE PODAIS, ASI ME DISTRAIGO.
MA ENCANTAO VER A LAS DOS PRIMERAS CHINITAS QUE SE OS ACERCAN, ESTABAN BUENISIMA.
ENGA QUE YA VAY A DEJAR DE COMER SALTAMONTES Y VAIS A ESTAR LIAO CON LA CAÑA DE LOMO, QUE OS HACE FALTA MIARMA.
UN BESITO
CHAPI

Anónimo dijo...

Que pasada!! wapijijijimo!!!
que weno las islitas...
uufff, el ordenata...menos mal que ar finalo recuperasteis!!
parece qeu tas puesto el monedero debajo del brazo, tas quitao las comisuras...y tas puesto a rajar como una maruja, jajajajajaja!!

Moro y chavo deja de decirle cositas de la caña de lomo y de los tigres de bengala pq ha esta gente ya no les gusta esas cosas,ahora les va mas por las puntillitas del pacifico y las pirañas a la balinesa,jejeje!! P.D.T:de mayor quiero se como el chavo,jaja
abrazos!

Anónimo dijo...

Pija; Ke wuapo ver a los primos en una motillo, a sio casi tam bueno como cuando el arroyo fue al camilo manuel y vez de echar el patacabra, echó la oreja al suelo jejjej Abçe si me traeis un buda pa el salon, eso si con blueray y HDMI. Pos nada chavales q estamos todos ansiosos por q volvais ya . un abrazo